top of page
Foto del escritorCentro Agalma

Autorregulación Emocional

¿Por qué para algunas personas es tan difícil lidiar con sus emociones? Seguramente, porque la mayoría de nosotros fuimos entrenados para intentar ignorarlas, rechazarlas, desconocerlas o incluso bloquearlas. Esto en realidad es un sin sentido, ya que nuestras emociones nos ayudan a recuperar el equilibrio como organismos, porque todas y cada una de ellas nos están avisando de que algo está sucediendo y debemos atenderlo; pero si, por ejemplo, en nuestra casa no se puede hablar mientras se cena (aunque el hijo esté profundamente triste o molesto, pues tendrá que callar y no expresar lo que le sucede), aprenderermos la lección de que, en primer lugar,, no es importante lo que sentimos o experimentamos en nuestro fuero interno(emociones, sentimientos, etc.), y en segundo lugar, que tampoco es necesario hablar de ello -que se lo puede ahorrar, por decir lo menos- y es deber de cada quién “controlarse”, es decir, reprimirse.


Esto es un desastre. Porque imaginemos, por un momento, que al igual que un tablero en un automóvil, las emociones nos están avisando que “falta aceite”, y que si decidimos ignorar ésta señal, el motor puede dañarse; entonces, ¿Qué sucede con cualquier persona que decide guardar o reprimir por demasiado tiempo sus emociones? Evidentemente, también existe un daño, emocional y psicológico, que estará presente en la forma en que aprende a relacionarse con los otros, donde las emociones están adormecidas. Y para una persona desde este escenario, será muy difícil que logre una buena autoestima, sentirse digna de respeto y consideración, sepa poner límites o logre relacionarse íntimamente con otros..


Las emociones nos humanizan, nos conectan con los demás; nos avisan qué necesitamos para estar sanos, y si nos permitimos sentirlas plenamente se transforman en sentimientos que nos llevan a la acción. Por ejemplo, si me siento molesto es por que no me estoy sintiendo respetado y la emoción me dará la energía necesaria para poner un límite, y así aprovechar ése empuje; pero, si al contrario, decido satanizar el enojo, obtendré un desequilibrio crónico, que se verá reflejado en que nunca pondré limites y mis relaciones serán de desigualdad, provocando que experimente humillación, desesperanza e incluso depresión.


Nacemos con la capacidad de autorregular nuestras emociones. Sin embargo, en muchos casos es necesario trabajar en terapia todos los bloqueos que han impedido este natural proceso y que nos han llevado a perder la salud emocional, psicológica y espiritual.


Jan Rosado

Psicoterapeuta Gestalt





30 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page