” La comunicación y el intercambio de mensajes son permanentes entre los seres humanos. Ésta no es solo lo que hablamos, sino todo lo que hacemos o no hacemos. Silencios, posturas, gestos, actitudes, expresiones, tonos de voz que cambian el sentido de lo que se dice…”
Cuando pensamos en la palabra COMUNICAR, casi siempre nos referimos a la expresión que tiene lugar a través de las palabras y la escucha.
Sin embargo, nuestro cuerpo también se comunica. Todo el tiempo hablamos a través de él, incluso sin darnos cuenta. La comunicación no verbal se refiere a todos aquellos mensajes que no se expresan mediante el lenguaje hablado o escrito. El lenguaje no verbal comprende gestos, actitudes, señas, posturas, movimientos corporales e incluso formas de vestir y de mirar que encierran mensajes o aspectos profundos de nuestra personalidad más pura y que escapan muchas veces a nuestra voluntad y control.
Está claro que todos tenemos un cuerpo. Un cuerpo que, al menos imaginariamente, nos pertenece, que nos hace únicos, distintos y particulares. Lo que no resulta tan evidente es que buena parte de las personas no expresamos verbalmente la mayoría de nuestros sentimientos, sino que en su lugar emitimos constantemente mensajes emocionales no verbales.
Nuestro cuerpo es el vehículo de nuestra presencia en el mundo; es la herramienta que nos posibilita el movimiento y el lenguaje y que nos permite orientarnos en un tiempo y un espacio determinados. Es el instrumento y el medio que nos permite la comunicación y el vínculo con otros seres humanos. Es el mediador instrumental de cualquier actividad o interacción humana, al mismo tiempo que constituye la herramienta que posibilita nuestra adaptación al mundo y la construcción de nuestra personalidad.
Somos cuerpo y psiquismo. Ambos aspectos coexisten sin separación en una sola unidad. Cada pensamiento, afecto o emoción, va acompañado de sus propios cambios faciales y corporales. Lo que nos hace humanos es la capacidad de hablar, y el ser humano habla con su ser completo.
Por ello, es sumamente importante aprender a “escuchar” y mirar aquello que aparentemente se nos escapa y va más allá de las palabras o los pensamientos. Es ahí donde podriamos encontrar significados valiosos que nos ayuden a entender algunos aspectos de lo que acontece en nuestro interior o en el de alguien más.
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