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¿Cómo saber si “estoy mal” si es lo que conozco?

Actualizado: 24 abr 2019

LA PSICOTERAPIA Y LOS LOCOS

¿ES HORA DE IR A TERAPIA?

TERCERA LLAMADA, TERCERA: ¡A TERAPIA!

"¿Cuánto tiempo, cuántos años más pasarán antes de que la terapia deje de estar tan mal vista por la sociedad?", me preguntaba un colega con sincera preocupación. "¿En un país como México...? ¡Válgame! No tengo idea", respondí casi sin darme cuenta. Y es que sigue siendo tema de terapia de muchos consultantes la forma como son recibidos en su familia, lugares de trabajo e incluso en círculos amistosos, cuando se les ocurre comentar que están en algún tipo de proceso cuyo objetivo es la búsqueda personal, sanación mental/emocional o incluso reencuentro espiritual a través de la psicoterapia y es común que escuchen algo de lo siguiente:


¡Nombre, pero eso es para locos!


¿A poco necesitas ayuda...no le puedes echar sólo ganitas y ya?

Mmmmmmm....pues no sé, ¿éh? No creo que te haya servido de mucho ir a donde vas porque sigues igual...yo que tú, mejor leería o escucharía o me inscribiría a ...etc.).


No, mira: yo tengo un médico buenísimo que te puede ayudar hasta para bajar de peso, te lo prometo.


No, yo no gastaría ni mi dinero ni mi tiempo en esas cosas: soy una persona fuerte que solita puede salir adelante. No creo necesitar jamás algo como eso.


Mi prima fue el otro día con un chamán de Tecamac que le recomendaron, le hizo una limpia y ahora está tan bien… Vamos, yo te acompaño!


El otro día fui a misa con el padre Rogelio y me sentí muy bien, ¿no quieres mejor hablar con él?


Y así, casi de manera interminable.


¿Qué nos sucede, qué se mueve dentro de cada uno de nosotros cuando nos enteramos que un familiar, amigo o conocido decidió entrar a un proceso terapéutico…? ¿Sentimos acaso que algo se perdió de esa persona para siempre... que algo fracasó de manera irremediable...QUE ESA PERSONA ESTÁ TAN "ENFERMA" DE ALGO, QUE TERMINARÁ AFECTADA POR EL RESTO DE SUS DÍAS? Porque para muchos de nosotros, la dicotomía salud-enfermedad forma parte indisoluble de nuestro mirar, objetivar y criticar al otro: o decimos que está bien (saludable), o decimos de plano que ya se lo va a cargar el multicitado payaso (enfermo...sin vuelta de hoja).


Bueno, pero si hasta los que vamos a terapia hemos dicho en algún momento (seamos honestos): qué mal estoy, qué mal me siento, etc., y ya tengo que ir a terapia otra vez; aunque, por otro lado, el hecho de sentirme feliz, pleno y radiante, funciona muy poco como motor para llegar a un consultorio psicoterapéutico. Por esa razón, me atreví a sugerir más arriba que, en un país como México donde no existe una prevención de la salud en general, y en donde estamos, la mayor parte de las veces, educados solo para las emergencias/urgencias, pues no resulta para nada complicado entender el porqué las personas que buscan una terapia (del tipo que sea), llegan desbordados, con dolor emocional intenso, con dudas existenciales añejas, con ideas obsesivo-compulsivas, con trastornos, etc... ósea, llegan por decir de algún modos, "enfermos".


Enfermedad es una palabra muy usada para hacerme poco responsable de aquellos momentos de lucidez, aquellos instantes donde con suficiente claridad oía esa "primera llamada" sonando impersonalmente lejos: una primera llamada de atención a la calidad, forma o caducidad directamente relacionada a mis circunstancias y problemas; pero aquella "segunda llamada", ésa ya suena un poco más cercana, un poco más amenazante, como las nubes formándose abrupta y densamente antes de la tormenta, pero donde yo ingenuamente me digo: "Ah, no, no creo que me vaya a llover, no: sí la hago todavía". Y, con ese ritmo, es inevitable llegar a la "¡Tercera llamada: listos o no, COMENZAMOS!". La tragedia personal abre nuestra primera escena, haciendo difícil, por no decir imposible, salirnos de la función que nosotros mismos hemos montado con tiempo y dedicación. 

Así, podríamos decir acerca de la Salud: palabra muy usada al momento de escuchar mis primeras y segundas llamadas. Algo como "me pude haber curado en salud".


¿Quiere decir esto que todos estamos enfermos, incluso los que claman sanidad mental, física y espiritual? No, lo que quiere decir es que un par de palabras no alcanzan para explicar y entender el casi infinito rango de emociones, sentimientos, ideas, actitudes y decisiones de una persona en tan solo un día. Todo esto, sin hablar de la interacción de esa persona con otra, con cinco o con veinte; mismas personas con su único y particular modo de ser, para así multiplicar la hermosa y trágica complejidad de la vida. Visto desde este punto de vista, no hay cabida para frases que solo ocultan muchas cosas incluyendo ignorancia y/o miedo (remitirse a la lista de frases más arriba); pero tampoco hay lugar para reafirmaciones sin sentido de los que hemos estado en terapia para intentar justificar o ponernos por encima de aquellos que nunca lo han hecho y probablemente nunca lo hagan.

No debemos dejar de impulsar el verdadero y genuino interés por estar y sentirnos mejor, por conocernos desde la luz y la obscuridad con las que convivimos; por aceptarnos y buscar mediante ello acercarnos a una versión más completa de nosotros mismos. El medio importa, pero el fin es lo que cuenta.


"¿Qué ve el ciego aunque se le ponga una lámpara en la mano?". Sabiduría Hindú.

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