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¿Descanso o consecuencia del llamado burnout?

“Me gusta el ajedrez porque es un buen descanso; hace trabajar la mente, pero de una forma muy especial.”

León Tolstoi



Es difícil que en el día a día alguien se cuestione sobre la forma en que descansa o no y simplemente lo hace de manera casi intuitiva. Generalmente se asocia a un momento, días, horarios y/o lugares en los que se hace “nada” y generalmente va vinculado a algo que distraiga completamente de pensar, específicamente, en evitar pensar sobre asuntos relacionados al trabajo. En un artículo anterior, publicamos acerca de la importancia de descansar de las cosas que hacemos relacionadas al trabajo, no solamente distraernos, si no de disfrutar de una actividad (complementaria o no) distinta a la laboral, tanto durante el día de trabajo, como de los días de descanso. Es decir, buscar ser un individuo más completo en las áreas importantes de la vida.

El síndrome de burnout es un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido. El síndrome burnout suele deberse a múltiples causas, y se origina principalmente en las profesiones de alto contacto con personas, con horarios de trabajo excesivos. Se ha encontrado en múltiples investigaciones que el síndrome ataca especialmente cuando el trabajo supera las ocho horas diarias, cuando no se ha cambiado de ambiente laboral en largos periodos de tiempo y cuando la remuneración económica es inadecuada. El desgaste ocupacional también sucede por las inconformidades con los compañeros y superiores cuando lo tratan de manera incorrecta, esto depende de tener un pésimo clima laboral donde se encuentran áreas de trabajo en donde las condiciones de trabajo son inhumanas.

Conociendo un poco acerca de este “síndrome”, existen tareas y preguntas importantes que nos corresponde hacer en lo que se refiere al descanso y al trabajo. El planteamiento que hago al respecto al tema consta de algunas preguntas que invitan a ver quién es cada uno y el rol que queremos desempeñar en este mundo. ¿No será que estoy conceptualizando erróneamente al descanso?, ¿mi trabajo en qué medida me define?, ¿qué es para mi el trabajo?, ¿asocio mi trabajo con algo pesado?, ¿lo estoy disfrutando? y si la respuesta es no, ¿cuánto tiempo llevo sintiéndome así?, ¿si el dinero no fuera importante eligiría este mismo trabajo tal cual es?, ¿si tuviera la oportunidad de renacer y volver a vivir mi vida volvería a elegir el trabajo en el que estoy? si la respuesta es no o que quizá cambiaría algunas cosas, les preguntaría: ¿acaso esperarás a que llegue ese renacimiento para moverte? Las anteriores son solo algunas preguntas y planteamientos (algunos de ellos con cierta dosis existencial) que pudieran facilitarnos a reconocer lo que es importante para cada uno en relación a lo que se quiere aportar laboralmente al mundo desde el ser individual.

La combinación de un trabajo que nos requiera un esfuerzo mental, emocional y/o físico con el tiempo de descanso adecuado, se vuelve una tarea individual y necesaria para evitar “síndromes” como el de burnout o la depresión. Pero la respuesta a esta encrucijada no está en las empresas, las escuelas, el dinero, las prestaciones, la fama, el reconocimiento, etc., si no en poder encontrar un descanso trabajando en lo que a cada uno nos acerca a la satisfacción personal.

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