Los padres emocionalmente responsables se hacen cargo de sus sentimientos y afectos pero también enseñan a sus hijos a expresar y nombrar sus emociones de forma sana. No reprimen las emociones de los chicos, no los juzgan ni se enganchan poniéndose “al tú por tú”. Lo que intentan hacer es ayudarles a reconocer las emociones que en determinada situación experimentarán, les enseñarán a “ponerles nombre”, y los guiarán para buscar una salida no dañina ni para ellos ni para los demás.
Les enseñan a que, en lugar de gritar, patalear y golpear, podemos hablar de lo que sentimos porque poner los sentimientos en palabras también ayuda a sacarlos, a encontrar soluciones , a hacer acuerdos y a sentirse bien con uno mismo.
Los padres emocionalmente responsables desean que sus hijos aprendan a vivir, les dan libertad suficiente para que lo hagan, les enseñan a a sentir, a respetar, a expresar, a escuchar, a observar, a autorregularse, a no hacerse ni hacer daño. Eso, eso lo han aprendido porque lo han visto, lo han vivido de la mano de sus padres…
Centro Agalma
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