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Foto del escritorCentro Agalma

¿Quiero construir lápidas de oro?

“El dinero, que ha hecho morir a tantos cuerpos, hace morir todos los días a miles de almas.”

Giovanni Papini


Sobretodo en el mundo occidental, percibo que existe una tendencia (en mayor o menor medida) a tener buena parte de nuestra atención puesta en el dinero, ya sea porque lo desdeñamos o porque lo exaltamos. Alguna vez leí un artículo de un maestro universitario en Estados Unidos que dedicaba parte de su tiempo laboral a ayudar a los jóvenes para lograr encontrar sus vocaciones profesionales. Dentro de las tareas que les dejaba había uno en el que les preguntaba que si pudieran estar absolutamente seguros que el dinero no sería problema en ningún momento, ¿qué carrera elegirían? La gran mayoría de ellos eligieron una carrera distinta a la que creían en un inicio (escultores, pintores, trabajadores sociales, arquitectos, etc.). Una gran cantidad de personas eligen carreras, parejas, amigos trabajos, casas y un sin fin de decisiones importantes en el espectro de sus vidas, en relación al dinero (o la ausencia de él), quizá obviando que una parte de ellos (metafóricamente hablando) muere con cada decisión que toman; posiblemente dejarían de pensar primariamente en el papel si lo recordaran.


No parece ser casualidad que los índices de depresión, ansiedad, tristeza y otros asuntos relacionados con la salud mental y emocional hayan tenido un incremento importante en los últimos años dentro de las sociedades que exigen a sus individuos ganar más dinero. Y aunque sin duda no sería el único, inequívoco ni mayoritario motivo, constituye un asunto importante tener que poner atención a cómo el dinero juega un papel importante en nuestras vidas para así tomar acciones más conscientes hacia ello.


Al revisar la historia de la humanidad desde un foco antropológico, llego a pensar que es posible que el dinero sea hasta ahora la “mejor” herramienta social que hemos construido para vivir y, a la vez, un gran distractor de los aspectos más importantes para la construcción de nuestra individualidad y lo que ella representa. Esto, porque posiblemente, muchos de nosotros responderíamos distinto si a nuestros 18 años (o edad en la que elegimos nuestra vocación) nos hubiéramos hecho este planteamiento que el maestro hacía a sus alumnos. A raíz de esta perspectiva parece ser que la muerte es el mejor y necesario enemigo del dinero como hasta ahora es concebido porque no respeta condición social, económica, mental, emocional ni física en la que estemos. Mientras exista nuestra vida podremos preguntarnos ¿qué quiero hacer con mi vida? Y quizá en ocasiones, a raíz de esto, podemos plantearnos entonces, ¿porqué parece que muchas de mis decisiones van motivadas principalmente por dinero?


“El hecho de que vayamos a morir llena de significado aquello que realicemos o dejemos de realizar: la muerte hace que la vida importe.”


Martin Heidegger


Juan Sánchez-Kidwell



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