Y con toda la incredulidad del mundo, ya cumplimos un año de confinamiento. Recuerdo las primeras semanas, nos preguntábamos si podríamos salir de vacaciones en Semana Santa, después si lxs niñxs regresarían a terminar el ciclo escolar y así fueron pasando las semanas y los meses. Inevitablemente las preguntas fueron cambiando. Con respecto a lxs niñxs la pregunta ronda en qué consecuencias tendrá para ellxs pasar tanto tiempo en casa, sin ver a sus amigxs, salir al parque, a clases extracurriculares y demás actividades, que eran cotidianas.
También nos preguntamos qué podemos hacer para que estén bien, que no sea tan difícil y complicado seguir en casa, ¿cuál es la fórmula mágica, para que estén en calma? Cómo sabemos, no existe esa receta mágica, sin embargo si hay algunas cosas que podemos hacer,que el tiempo que aún nos queda sea más llevadero y sobre todo el impacto y las consecuencias que tengan no resulten negativas en su vida. Cómo cualquier evento al que nos enfrentamos, este también tendrá alguna repercusión en nuestras vidas, no olvidemos que todo lo que nos sucede, nos impacta.
¿Qué podemos hacer los adultos para poder crear un impacto positivo de estos momentos?
La clave principal es lo que les estamos transmitiendo. Primero hay que revisarse y reflexionar uno mismo sobre cómo estamos viviendo la pandemia. Si me la paso quejándome, enojada, estresada, con miedo. Mis hijas lo vivirán de igual manera, creando un recuerdo así de estos momentos y sobre todo les transmito que ante circunstancias complicadas, esas son las reacciones o las herramientas que se pueden utilizar.
En cambio si permanezco en calma, pasándola bien, disfrutando los momentos que hay y buscando que estemos tranquilas, aquello que ellas perciben es totalmente diferente. Claro que esto no significa que no existan momentos de cansancio, estrés y/o hartazgo por la situación. Es sobre todo la forma de manejarlo y lo que hacemos con lo que nos va sucediendo.
Nuestrxs hijxs son un buen reflejo de lo que estamos haciendo y cómo es que hemos vivido el confinamiento, voltear a verlxs nos ayudará a entender, que podríamos modificar en nosotrxs.
Si tiene mucho miedo, observemos nuestro miedo.
Si tiene ansiedad, considera tu ansiedad.
Si tiene enojo, piensa en tu enojo.
Recuerda que tienen muchas formas de expresarse, pueden estar más inquietos, rebeldes, con berrinches o rabietas, sin ganas de aprender o estudiar, su forma de comer cambió, puedes ser más o menos, al igual que el sueño.
No es una fórmula, pero si logran sentirse con más calma, seguridad y sobre todo viviendo un momento que es agradable en su vida, las cosas cambiarán y aprenderán mucho de esta experiencia, sobre cómo afrontar momentos de incertidumbre, difíciles.
La película “la vida es bella” es una gran ejemplo, de cómo la percepción que el padre le da a su hijo y la forma de vivir el momento, lo lleva a vivir la situación con recursos que le permitirá salir adelante, crear resiliencia y generar herramientas psicológicas que lo favorecerán.
Lo que les estamos transmitiendo a nuestros niñxs es cómo viven y recordarán este año.
Personalmente, creo que tenemos una oportunidad única de estar y conocer a nuestrxs niñxs. No hay que desperdiciarla.
Valentina Pérez Rodríguez
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