Todos los días nos vemos envueltos en un ajetreo; el trabajo, la escuela, los hijos, las tareas, el tráfico, infinidad de situaciones dependen de cada uno. Esperamos con ansias las vacaciones, por fin el merecido descanso, unos días de recreación, de olvidarnos de todos nuestros problemas y pendientes, un momento de hacer las cosas que nos gustan o salir de la ciudad y conocer nuevos lugares o poder acostarnos en la playa a pensar en “la inmortalidad del cangrejo”. Que días tan cortos y que rápido pasa el tiempo para pronto volver a la rutina y con ella el cansancio. Hay veces que parece que nunca existieron esos días para reponer energía y descansar, al segundo día ya estamos de nuevo agotados, esperando las siguientes vacaciones, mientras tanto, nos resignamos a vivir cansados.
Los seres humanos necesitamos descansar todos los días y no sólo las horas de sueño, si no, a lo largo del día, es decir a hacer descansos activos, es decir, cambiar de actividad. Un ejemplo puede ser: si estás leyendo cambia y prepara un café, son pequeños cambios que ayudan a salir de la rutina y darle un reposo a esa parte del cuerpo o del cerebro que estás utilizando. Son momentos durante el día que brindan un descanso y ayudan a reducir el cansancio.
Un descanso diario puede ayudar a mejorar la salud física y emocional.
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